Cuando nos mareamos, perdemos el sentido de la orientación espacial y notamos movimientos en el entorno que en realidad no existen. Resultado: problemas de equilibrio hasta el punto de caer, acompañados de una serie de síntomas diferentes.
Las diferentes formas de vértigo se producen a través de diferentes procesos del organismo. Por lo tanto, es importante saber cómo interactúa el sistema del equilibrio con otros sistemas del cuerpo humano para poder orientarnos y movernos en una estancia.
Cuando se trata de vértigo, el sistema del equilibrio es el centro de atención.
Para no perder la orientación en una estancia y poder movernos con seguridad, necesitamos otros sistemas sensoriales, además del sistema del equilibrio.
No siempre se puede identificar una causa única y clara del vértigo. A menudo interactúan varios factores o no se puede determinar de manera inequívoca la causa exacta del vértigo. Estos tipos de vértigo se agrupan en la categoría de vértigo multifactorial.
El vértigo postural benigno también se conoce por el término vértigo postural paroxístico benigno (VPPB) y se suele manifestar por un vértigo rotatorio repentino.
A veces no podemos identificar causas físicas de los síntomas del vértigo, aunque estos sean graves. En este caso hablamos de vértigo somatomorfo (gr. soma = cuerpo) o vértigo psicógeno.
La enfermedad de Menière se presenta con un vértigo rotatorio repetitivo que provoca náuseas y se acompaña de hipoacusia en un oído y acúfenos (ruido de baja frecuencia en el oído).
Una crisis repentina de vértigo rotatorio intenso con tendencia a la caída, acompañado de náuseas intensas y temblor ocular, sugiere la existencia de la llamada neuropatía vestibular (neuritis vestibular): un fallo agudo del órgano del equilibrio en un lado.
En el caso de la migraña vestibular (vértigo migrañoso), la crisis de vértigo se acompaña de síntomas adicionales típicos de la migraña.
Varios trastornos del sistema nervioso central (SNC), especialmente en el cerebro, pueden ser responsables del vértigo no direccional. En este caso, hablamos de vértigo central (vestibular), vértigo cerebral (con enfermedades cerebrales) y vértigo neuronal (con enfermedad de las células nerviosas).
El vértigo puede adquirir muchas formas, ya que son muchos los sistemas del organismo que nos permiten movernos con seguridad en un espacio. A continuación se explican los tipos de vértigo más importantes.